Especialistas debatieron el estado de situación de las energías “verdes” en Argentina. Describieron un escenario optimista y un mercado incipiente.
En el 2016, más del 60% de la potencia instalada en el mundo se basó en generación de electricidad a partir de fuentes renovables. Las mayores contribuciones fueron de energía solar fotovoltaica (50%). Mientras, en Argentina la penetración de la energía solar y eólica en la matriz eléctrica alcanzó un 0,4% el año pasado. Con esos datos, Julio Durán, licenciado en Física de la Comisión de Energía Atómica, describió el escenario actual al abrir el debate en una mesa redonda organizada por el Consejo Profesional de Ingeniería Civil días atrás.
“En Argentina estamos bastante más atrasados”, aseguró Durán. El contraste es notable aun en la comparación con los países vecinos: “Una sola central fotovoltaica en Uruguay, de 50 MW, tiene el doble de la potencia instalada en toda la historia de la Argentina”. Para el especialista, esta situación ha empezado a cambiar con las licitaciones realizadas en el marco del programa Renovar en el que se adjudicaron 2.400 MW de energía “limpia”.
Los primeros cambios importantes se están produciendo en plantas solares o eólicas a gran escala. Hoy, lo que se conoce como generación distribuida, la que se da cerca de los puntos de consumo a través de equipos de pequeña escala instalados por particulares, no ha despegado.
A fines de 2011, la Universidad de San Martín y la CNEA empezaron a promover el desarrollo de legislación y regulación en el país para generación y distribución de las renovables. “En ese momento no se podían conectar instalaciones a la red. Hoy cuatro en provincias ya está habilitada: Santa Fe, Salta, Mendoza y Río Negro”, señaló Durán. Y explicó algunas dificultades para el desarrollo: “Los sectores eléctricos clásicos no ven con agrado el agregado de generación distribuida en el extremo donde hasta ahora tienen la demanda”, lanzó.
El ingeniero Sabino Mastrángelo, representante de Cammesa, tomó el guante: “La red no está en condiciones de soportar la inyección de grandes módulos de potencia, por lo que hay que expandirla como paso previo para dar otros avances a futuro”. Además, explicó que las energías renovables son intermitentes y que la red requiere de potencia firme para atender los picos de demanda. “Las renovables deben que tener un apoyo de otro tipo de generación convencional, porque todavía no es posible almacenar energía en grandes potencias”, dijo. Durán respondió: “La intermitencia es un problema cuando la penetración es muy alta, pero vale la pena destacar que en Argentina estamos lejísimos de eso. En el caso del fotovoltaico, la provisión va en paralelo a los picos de demanda, cuando tenemos alto consumo tenemos alta generación”.
Rotando el eje del debate, Federico Nores Pondal, del Laboratorio de estudios de la energía solar de la UTN, comentó que realizan ensayos bajo norma para determinar curvas de rendimiento y de durabilidad. El objetivo es implementar el etiquetado de eficiencia energética de los equipos que se comercialicen. También destacó el rol de la universidad en la formación temprana para los estudiantes: “Este año se aprobó una materia electiva en ingeniería civil sobre energías renovables donde hacemos un paneo de los sistemas más comunes y damos herramientas básicas de dimensionamiento” señaló.
“Estamos enfocados en generar industria y empleo frente a esta oportunidad tecnológica. En ese sentido, es importante conocer las cadenas de valor para ver la oportunidad Pyme en cada eslabón de la cadena”, destacó Sebastián Valente, ingeniero del Centro de Energías Renovables del INTI.
Se refirió también a las oportunidades de trabajo para los profesionales: “Estamos en el punto exacto, hay que sumarse ahora para no quedarse atrás. Es inútil competir en ciertos rubros en un mercado globalizado y corriendo desde atrás. En cambio hay cosas que se pueden hacer acá sin gran agregado de capital tecnológico”. Además de valorizar el aporte de trabajo nacional, los especialistas llamaron a aprender de los errores de otros países que están más avanzados y aprender de ellos.
Ley de energías renovables
El decreto 531/2016 reglamentó la Ley N° 27.191, que fomenta el uso de fuentes renovables de energía destinadas a la producción de energía eléctrica. “Este gobierno está tomando medidas para incorporar equipos de generación de mayor potencia y viabilizó la Ley 27.191 de energías renovables para llegar a las metas que se habían fijado del 8% y el 20% en 2025”, enfatizó Sabino Mastrángelo, representante de Cammesa. Y aportó un dato alentador: actualmente la energía proveniente de renovar se genera a un costo similar que la de combustibles fósiles más económico.
Esta ley establece que para fines de 2017, un 8% del consumo eléctrico nacional deberá provenir de fuentes limpias. La normativa obliga a los grandes consumidores (más de 300 Kw de potencia anual) a proveerse de ese porcentaje de renovables para fines de año.En esta categoría están incluidos plantas industriales, edificios comerciales y corporativos con más de 20 pisos. En este mercado, los especialistas destacaron la existencia de demanda insatisfecha e instaron a los profesionales a aprovechar la oportunidad.